Overview
Dentro del sector de la alimentación y concretamente en las panaderías, hay todo un imaginario típico ligado a conceptos como la calidad del producto que se ofrece y a la autoridad que otorgan los años de experiencia. Esto se suele traducir en códigos visuales con tipografías script y diseños vintage//algo barrocos.
La Colegiala cuenta con más de 40 años de presencia en Murcia manteniendo la tradición panadera y al mismo tiempo, adaptándose a los tiempos actuales y a las nuevas generaciones. Apuestan por la investigación para mejorar continuamente y poder ofrecer a sus clientes productos caseros elaborados a diario con los mejores ingredientes. Sus productos de carácter artesano son conocidos por tener el número justo y necesario de ingredientes, siempre elaborados bajo altos estándares de calidad.
Challenge
En primer lugar, se solicitó crear un nuevo packaging e inicialmente pensamos en proponer una solución continuista realizando restyling de la marca pero tras profundizar en el marco competitivo del sector y estudiar las necesidades de la marca, optamos por ir un paso más allá en lugar de quedarnos en un punto intermedio.
Era el momento de optar por un rebranding completo capaz de romper con los códigos típicos del sector, en lugar de realizar un restyling.
La marca que es un icono a nivel regional, había ido perdiendo parte de su esencia con el paso del tiempo. Había que rescatar esa esencia que la caracteriza y sobre todo, potenciarla.


La solución a este challenge pasa por una actualización del concepto de marca, recuperando la esencia de La Colegiala y resaltando los valores de la marca.
Con el objetivo de transmitir la cultura del pan, su tradición, la pasión con la que elaboran y ofrecen el mejor producto a su clientela, se potencia la experiencia de usuario en cada punto de contacto, actualizando los códigos visuales y verbales de la marca.
A partir de esta idea también desarrollamos un potente relato de marca que se nutre del propósito, sus valores y unos territorios de comunicación que potencian el origen de la marca, aportando a su vez una modernidad capaz de conectar con las nuevas generaciones.


Recuperamos el icono de la marca simplificándolo. Sintetizamos las líneas y trazos que configuraban el dibujo de la colegiala, dándole de nuevo el protagonismo que había ido perdiendo con los años.
Utilizar solo la cabeza, prescindiendo del cuerpo completo y de elementos ajenos, nos permite identificar mejor la ilustración y ajustarlo a códigos visuales más modernos. Este nuevo símbolo más limpio soporta mayores reducciones y se adapta mejor a los diversos soportes de comunicación.
Así configuramos la identidad visual con el icónico símbolo de la colegiala, adaptado para funcionar en positivo y negativo, junto a una tipografía bold con grandes contrastes de modulación que rompe con los esquemas anteriores tipo script, consiguiendo una nueva personalidad actualizada.
Ajustamos la gama cromática de la marca y la ampliamos con nuevos colores que le dan mayor vitalidad y contraste.
Para complementar el universo visual de la marca, desarrollamos una serie de pictogramas que representan diferentes productos que elabora La Colegiala y que acompañan a modo de mosaico los distintos soportes de la marca como packaging, cartelería, rotulación o medios digitales



Para complementar el universo visual de la marca, desarrollamos una serie de pictogramas que representan diferentes productos que elabora La Colegiala y que acompañarán a modo de mosaico los distintos soportes de la marca como packaging, cartelería, rotulación o medios digitales.













